Generación JordiLauriana
¿Quieres reaccionar a este mensaje? Regístrate en el foro con unos pocos clics o inicia sesión para continuar.
Generación JordiLauriana

La Generación del Futuro.
 
ÍndiceBuscarÚltimas imágenesRegistrarseConectarse

 

 Diabulus in Musica [RC]

Ir abajo 
AutorMensaje
Isiriel
Caminando hacia mis sueños
Isiriel


Cantidad de envíos : 114
Fecha de inscripción : 17/02/2008

Diabulus in Musica [RC] Empty
MensajeTema: Diabulus in Musica [RC]   Diabulus in Musica [RC] Icon_minitimeVie Sep 12, 2008 12:56 pm

Comentarios Aquí


Había regresado a aquella habitación. Hacía años, tal vez décadas que no pisaba aquel suelo mohoso y carcomido. No sabía qué me había impulsado a volver. Aquella estancia guardaba demasiados malos recuerdos.
Durante todo el tiempo que me había alejado de allí, el dolor del pasado se había hecho cada vez más grande y el tiempo, en vez de curar la herida, la infectaba y hacía más insoportable.

El aire de la estancia era viciado, olía a madera antigua y polvo. Hacía mucho tiempo que no se había ventilado la sala y aquello se notaba. A pesar de ello, yo añoraba irremediablemente aquel olor, y sin quererlo, las lágrimas que había estado reteniendo durante todos los días de mi vida desde que me despedí de aquel lugar comenzaron a fluir por mi cara sin piedad.

Era un aroma agrio y difícil de respirar, nada comparado con el esplendor que había sentido cada día al entrar allí hace años.
Todo estaba tal y como lo había dejado. La mesa llena de emborronadas partituras a medio acabar. La silla coja con la que tanto me había peleado. Al fondo, el ventanal que daba al claro del bosque por el que se podía ver a un pequeño arroyo discurrir. Y finalmente... cómo no, allí estaba el piano, mi piano.

Cuando me recuperé de la primera impresión me interné en la pequeña cabaña y cerré la puerta. Inmóvil esperé a que mis ojos se acostumbraran a la penumbra de la habitación, iluminada solo por los tímidos rayos de luz que lograban colarse entre las tablas de madera que sellaban la ventana.

Pude distinguir, majestuosamente sentado, al piano que yo misma había abandonado. Cuando dije el último adiós, las lágrimas y los recuerdos se habían quedado atrapados en aquel lugar junto con el enorme instrumento. Y ahora que había regresado, todo ello volvía de una vez, con la fuerza de una ola al romper contra los acantilados, con la furia del viento al arrancar los árboles. Me sorprendí al no notar el toque de rencor que había esperado sentir por su parte al volver allí, al contrario, me pareció ver un destello de alegría en el polvoriento piano.

Alargué la mano con la intención de levantar la tapa, pero temblaba demasiado y me di cuenta de la impotencia sentía en aquel momento. De nuevo, las lágrimas intentaron anegar mis ojos pero esta vez me contuve. Ya me había humillado bastante delante de él. Pero por mucho que lo pretendiese, no podía ocultar mi sorpresa y gratitud ante la piadosa bienvenida de mi antiguo compañero. Debería odiarme por lo que hice, y sin embargo se alegraba de tenerme en frente suya de nuevo. Estaba ansioso por que volviera a acariciar sus inmaculadas teclas.

La emoción del momento hizo que no fuera capaz de pronunciar alguna palabra de arrepentimiento o alegría de estar allí de nuevo. Impotente me dediqué a garabatearlas en su superficie con temblorosas letras casi ilegibles. En mi interior, era consciente de que lo peor no había llegado aún, que el diablo que dormía en mi música aún no había hecho su aparición pero aquello ya no me importaba. Había regresado allí por una razón, y no pensaba detenerme a aquellas alturas.

Había abandonado el piano porque los últimos sucesos que habían tenido lugar habían sido demasiado dolorosos para que mi frágil cuerpo y mente lo pudieran soportar. Pero me había dado cuenta de que todo aquello había convertido en amargos hasta los buenos recuerdos y experiencias que había tenido. Como un vino pasado, los recuerdos habían comenzado a ser más ácidos, más dolorosos, más irrecordables. Había llegado un momento en el que negaba que hubiera tocado jamás el piano, o que me gustara la música. Había intentado expulsar de mi vida todo aquello que la formaba. Me estaba destruyendo a mi misma, intentando construirme como otra persona con la misma cara y el mismo cuerpo pero muerta por dentro, como un miembro amputado, no estaba entera. Había extirpado la música de mi interior y aquello había terminado conmigo. Había intentado huir, escapar, traicionar, todo para no enfrentarme a mi pasado y a mis recuerdos tormentosos. Tras años de carrera había llegado por fin a la conclusión de que la solución no estaba en huir eternamente sino en luchar, en dar la cara por lo que me había importado.

Había tardado seis años en darme cuenta pero lo había conseguido, de nuevo estaba allí, sentada sobre la dura silla, con las manos sobre el teclado, dispuesta a enfrentarme al dolor que encerraba aquella canción.

Las manos subieron sobre el piano, y en un momento de expectación permanecieron suspendidas en el aire, sujetas únicamente por un millar de sentimientos que se concentraban en ellas. El sentimiento de todas las personas que se habían visto condicionadas por aquella música, emocionadas, las emociones de todas las personas que habían puesto sus esperanzas en la melodía del himno de la vida.
Arrastradas por un torrente, las manos cayeron por una vertiginosa cascada. El recorrido fue sordo, todo el mundo aguantaba la respiración. Pero aquello no impresionaba, la grandeza del impacto al chocar contra el río que más abajo fluía era mayor. Un do menor hizo vibrar todo el bosque con su espantoso timbre unido junto con la espiración de los miles de espectadores que al sentir la vibración procedente de su interior, se habían olvidado contener el aire.

La corriente de agua arrastró la mano derecha con fluidos arpegios de ascenso y descenso mientras la izquierda continuaba marcando el ritmo del caudal con sucesivos acordes lúgubres y disonantes. La música fluía, el río corría, y todos respiraban en una unidad total y compenetrada como si se trataran de una única entidad que inspiraba y espiraba atendiendo a los silencios y descansos, a los acentos, crescendo y descrescendo de la obra clímax.

Lo estaba sintiendo en mi interior, sentía la música latir de nuevo, emerger desde las más oscuras profundidades de mi corazón en las que la había encadenado con cadenas de oro.


Aquella música era imposible de escuchar con oídos ajenos. El piano abandonado estaba muy desafinado y nada sonaba como debía de ser, por ello la música que salía de la gran caja armónica era espantosa, tétrica y disonante. Haciendo vibrar toda la cabaña con su gritos agónicos que había estado aguantando seis duros años.
Pero yo si que la oía.

Donde los demás escuchaban a un monstruo gemir de dolor con chillidos procedentes de sus entrañas yo era capaz de oír el canto de las sirenas mecerme. Donde los demás creían escuchar una música satánica, obra del mismísimo Diablo quien había estado durmiendo en la más oscura de las canciones yo era capaz de percibir el camino hacia la luz, la armonía, el camino hacia mi salvación.

La pieza terminó. En el aire había quedado suspendida el último acorde que finalizaba la pieza, y no cesaría hasta que levantara el pie del pedal, dando un silencioso y merecido final a la obra. Lentamente fui levantando el pie derecho y no me permití comenzar a jadear hasta que el silencio se hubo hecho absoluto. Los espectadores desaparecieron, las luces y el escenario se desvanecieron y solo quedamos el piano y yo.

Lo había logrado, había plantado cara, había luchado y había vencido. La victoria era mía, el piano era mío, y ahora la música volvía a formar parte de mí. El oscuro tormento que podían guardar las canciones era intimidador, a veces todo el dolor podía dormir en una única canción a la espera de que sonara de nuevo para desatar todo su poder, para atacar en el punto más débil de una persona, su corazón.
Pero yo creo que eso no es cierto, el corazón es el arma más fuerte que tiene el ser humano, no podemos permitirnos vivir huyendo de un pasado, de una canción.

Luchemos.
Volver arriba Ir abajo
 
Diabulus in Musica [RC]
Volver arriba 
Página 1 de 1.
 Temas similares
-
» Diabulus in Musica (Comentarios)

Permisos de este foro:No puedes responder a temas en este foro.
Generación JordiLauriana :: Pluma y tinta :: Novelas y relatos-
Cambiar a: